Muchas han sido las veces en las que he tenido que morderme la lengua y tragar sangre, reírme a carcajadas pa no sentarme a llorar, decir que todo está bien pa no entrar en detalles, pa que el mundo no sepa que tengo una vida en escala de grises.
Muchas veces he sentido cómo mis fuerzas se han ido pa no volver, cómo los problemas me han inundado por completo, haciendo de la tristeza algo rutinario, convirtiendo la melancolía en normalidad.
Muchas veces he buscado una luz al final del túnel, una razón pa luchar, algo que me impulse hacia arriba cuando he ido rumbo a tocar fondo, pero solo he encontrado respuestas huecas en cabezas huecas.
Muchas veces he buscado una luz al final del túnel, una razón pa luchar, algo que me impulse hacia arriba cuando voy rumbo a tocar fondo, pero solo encuentro respuestas vacías en cabezas huecas.
Muchas veces he creído que no merezco nada bueno, que a mi media naranja ya la hicieron jugo, que no existe el amor sincero, que la gente como yo está condenada a la soledad. Sin embargo, entre tantos momentos difíciles, entre tantos inviernos sin abrigo, entre tantos vehículos sin freno, entre tantas desilusiones, siempre termino encontrando una luz al final del túnel, una que viene desde mi pecho y que cuando estoy a punto de arrojar la toalla, me deja saber que, tarde o temprano, todo pasará.