Sé bueno, no pa caerle bien a unos cuantos ni pa irte viral en las redes, sé bueno porque te nace, porque te sientes bien haciendo el bien.
A quien puedas aconsejar, aconséjalo. A quien puedas sacar de abajo de un camión, sácalo. A quien puedas escuchar, escúchalo, pero nunca lo hagas esperando algo a cambio, no te hagas expectativas que pueden no cumplirse y que pueden terminar convirtiéndote en la persona que no eres.
Ser bueno no es un negocio de ganar-ganar, no es un angelito en diciembre, no es un trueque. Al contrario, es solo una filosofía de vida, una manera de estar en paz con uno mismo, es una forma de sentirse pleno, de darle al mundo un poco de lo que uno es.
Hay que ser bueno porque sí. Que sea nuestra bondad la que haga posible la obra, que sea nuestra solidaridad la que nos indique qué hacer, a quién darle la mano; que de forma natural florezca la necesidad de hacer del mundo un lugar mejor, transformándonos en puente, para que los demás lleguen a la meta que tanto desean.